jueves, 30 de junio de 2016

Este verano, ¡juegos y caracolas!



¿Hoy es 30 de junio...? ¡Qué rápido ha pasado el curso! Sin darme cuenta, la verdad... Parece mentira que hace unos meses empezara a hacerme eco de las novedades (siento que algunas, a pesar de su calidad, se hayan quedado en el tintero..., la semana tiene siete días y cada día, veinticuatro horas, que estiro bastante, todo sea dicho), a elaborar selecciones temáticas (tengo varias en mente para el curso que viene), entrevistar a gente que orbita por el universo lijero, recitar poesía con rima o sin ella y, sobre todo, a disfrutar como un enano.



A pesar de todo, el cansancio nos va minando y hay que tomar un respiro, no sólo para coger aliento (que ya llevo la lengua fuera), sino para desconectar del cartoné, de los viajes, de ponencias, de lecturas especializadas, de librerías y bibliotecas, de los envíos editoriales, de las redes sociales, de los ataques, las caricias y la indiferencia de otros monstruos, de las verdades y mentiras del sector, y de que todo sea tan maravilloso y a la par tan dantesco (N.B.: ¡Pero qué pijo! ¡Hasta la Literatura Infantil tiene su cara y su cruz!.. No les voy a negar que a veces me resulta cansino todo este tinglao... Tánto postureo literario que empobrece y aburre a partes iguales, tánta pasión enlatada por los libros, tánta cultura y cultureta, tánto tole-tole me provoca tal sopor que, unido al estío, me deja medio molido en pro del encefalograma plano).



Así que, este verano, por solidarizarme con mis alumnos, esos que también se hallan hartos de tanta sabiduría, me dejaré caer por la playa para jugar a las palas, mojarme el culo en mitad de las olas, cantar con las sirenas, hacer un bonito castillo de arena y recoger alguna que otra Caracola, como las que recoge Pema (¡Me trae tantos recuerdos este apelativo!) en el libro desplegable que Alex Nogués Otero y Silvia Cabestany han ideado junto a la editorial Tres Tistres Tigres.
Espero que entre la brisa del mar y las gafas de buceo, no me olvide de todo lo bonito que conlleva la escuela, esa que a veces es una tortura. Es por ello que he metido entre la toalla el especial Cuaderno de vacaciones de Grassa Toro e Isidro Ferrer (editado por Libros del Zorro Rojo en España), un genial propósito para poner en solfa que las vacaciones son para disfrutarlas.



Sin más que apuntillar, les deseo unos meses chispeantes (a los de este hemisferio) o un dulce invierno (a los del otro), y si son con un libro bajo el brazo (el que ustedes quieran, sin críticas ni especialistas de por medio: déjense llevar), MEJOR.

¡Hasta septiembre!


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