jueves, 19 de mayo de 2016

Abrazos sin prejuicios (incluidos los editoriales)


Bien por lo evidente, bien por el contenido, solemos juzgar con cierta ligereza todo lo que nos rodea. Unas veces se perfila como anecdótico (es lo que hay que hacer: no dejarse engañar por las apariencias) y otras trasciende al tiempo (una pena teniendo en cuenta que siempre nos perdemos algo), pero los prejuicios siempre están presentes. Y no crean que sólo llenan los rincones más mundanos de la vida, sino que incluso están presentes en los resquicios culturales... No obstante, cada día que pasa constato más que los juicios poco fundamentados no valen nada, y que las parcelas humanas, o bien acaban engullidas por alguna ¿mala? y fértil yerba que se sale del tiesto, o siguen girando en torno a quien levante más la voz (¿A eso lo llaman pluralidad? Que me meo...).
Como muestra, ejemplifico con las opiniones que se vierten sobre un servidor... Charlatán, malhablado, cínico, básico, provocador, y hasta comercial, son apelativos con los que amigos y enemigos se despachan de lo lindo. Menos mal que, como no soy río, me vuelvo cuando quiero, respondo (¡pobres cuerdas vocales!), les doy unas palmaditas en la espalda, unos besicos y, aquí sigo, sin poner la otra mejilla, dando guerra y capotazos...


Extrapolándolo al mundo de los libros ilustrados me gustaría llamar la atención sobre un punto.... Últimamente, parece ser que sólo las editoriales denominadas “independientes” son las únicas capaces de publicar libros de cierta calidad (se ve que lo de ir a su aire les proporciona más objetividad y ojo clínico, además de cierta heroicidad y estoicismo), pero el caso es que, a pesar de ser denostados en los circuitos y sectores especializados y críticos, los grandes grupos editoriales siguen editando buenos libros, aunque sea a tenor de los primeros. 
No hay que negar que muchos gigantes editoriales están cegados por los productos comerciales y de gran rentabilidad (¡Que levante la mano quien no!), pero tampoco creo que sea una cuestión inherente a ellos, sino a cualquier empresa que quiera seguir creciendo y dando de comer a sus empleados. Es más: Goliat sigue mirando hacia David para proveerse de buenos productos, de libros geniales, algo muy necesario en un mundo de sinergias que algunos rechazan, e incluso abominan por su estrechez de miras (¡Qué malo es eso...!).



Así que no se pongan a la defensiva. Ni todo es tan oscuro, ni todo tan claro, y la industria editorial necesita de todos para dar voz a buenos productos que, de otra forma pasarían desapercibidos. Yo lo llamo “grandes oportunidades dentro de pequeñas editoriales con un éxito comercial visible”...
Como muestra, les traigo un botón: Abrázame, de Simona Ciraolo y editado en castellano por el SM, es un álbum ilustrado que seguramente muchos tacharán de ñoño, estéticamente pobre y simplista, sólo por haber sido editado por uno de nuestros gigantes editoriales. Pero lo que no saben es que fue Flying Eye Books, un sello infantil inglés (Nobrow) tildado de independiente debido a su gran apuesta por el álbum gráfico y el circuito de librerías especializadas, quién adquirió los derechos mundiales de este álbum debut hace unos años. Con ello quiero decir que me apuesto el cuello y no lo pierdo, a que más de un detractor que lo ha conocido en alguna gran superficie de nuestro país, se hubiera corrido del gusto mientras lo leía en el pequeño establecimiento que la casa editorial tiene en el hipster y londinense Shoreditch. 
Despelótense, les dejo... mientras tanto, no se preocupen, que como aquí el único independiente y poco prejuicioso (tengo los míos, pero me río/olvido con/de ellos fácilmente) soy yo, les traigo este exquisito y tierno libro que, con mucho humor (ácido en ocasiones) y unas ilustraciones fabulosas realizadas por una gran profesional que ha estudiado bajo la tutela de Marta Altés y Martin Salisbury, nos enseña que todos los abrazos, son necesarios. Y al que le pinche (guiño al libro), que se rasque.


1 comentario:

Pilanta dijo...

Excelente reflexión! No debemos demonizar los aciertos literarios de la gran industria solo por ir en contra.