viernes, 18 de abril de 2014

Gabo se marchó...


Viviremos treinta y tres, setenta y seis, o quizá cien años más para percatarnos desde Macondo, Bogotá, Madrid o Buenos Aires, que la soledad, antesala y epitafio del amor, unas veces triste, algunas alegre, y otras (las más) desconcertante, es la locura sobre la que descansan nuestras desventuras, nuestro leve devenir...












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