miércoles, 2 de mayo de 2012

¿Conducir es fácil?



A todos aquellos que no tienen permiso de conducir o han sufrido horrores para obtenerlo


¿Es el carné de conducir una bendición o un castigo? De entre las obligaciones que marca nuestro Estado, es, con muchos honores, la más democrática, ya que, tanto los de alta cuna, como los de baja cama, tienen que apoquinar el precio estipulado por las tan odiadas autoescuelas, y presentarse a los exámenes tantas veces como sea menester para obtener la deseada calificación de “apto”. Esta claro que el sistema de obtención de esta licencia en nuestro país es un negocio en toda regla… Tráfico, inspectores médicos, profesores de autoescuela…: todos quieren que aflojemos la cartera, y así pasa, que en época de vacas flacas, ni El Tato se saca el dichoso carné.
En cualquier caso, analicemos el tipo de personal que acude a las autoescuelas del país, seguramente la mejor de las materias primas para elaborar varias tesis doctorales… Por norma general, el alumnado en estos centros de formación, ronda los veintitantos, aunque siempre hay alguno en primera fila que sobrepasa la cuarentena y que, a base de preguntas que jamás saldrán en el examen y pagar las tasas una docena de veces, obtiene ese papelote que otrora lucía rosa. Entre inmigrantes necesitados y algún que otro energúmeno becado por el INEM (¡menos mal que ya se acabaron tales subvenciones!), destaca esa niña bien del barrio a la que papá le ha regalado un Mini, un automóvil que terminará por conducir el novio de turno. También esta Pepito, ese chico tan majo que, aunque no obtendrá el certificado de E.S.O. jamás, está la mar de aplicado en estos menesteres, actitud que propiciará el henchido orgullo paterno y los desmesurados deseos carnales de las “honeys” del barrio. Más allá, jugando con el móvil, está La Mari… Incorregible… Se ha matriculado cinco veces en la autoescuela y se ha desmatriculado otras tantas, debido a inconfesables razones que, sobre un péndulo, la acercan y apartan del maravilloso mundo del automovilismo. Dos amigos, en un alarde de sacrificio, han decidido invertir los ahorros de toda una vida para intentar circular con un camión y así facilitarles las cosas, una vez que esto despegue en septiembre… Y así, uno tras otro, llegamos a un chico que sin saber porque, pasará los dos meses de verano intentando hacerse con un trozo de plástico que, según todos dicen, le abrirá nuevos caminos, nuevas sendas, que den alas a su libertad.

Pérez Hernando, Fernando. 2012. Conducir es fácil. Barcelona: A buen paso.

3 comentarios:

Kyra dijo...

E!! Yo conozco a ese último chico!!! Que es en realidad una fusión con la Mari y casi con el cuarentón de la primera fila... Ah... la dulce llamada del autotransporte a motor...

El susodicho dijo...

Desmintiendo lo dicho por Kyra, abro (y fundo) una nueva categoría de personajes que se encuentran (o encontrarán) en la autoescuela: la de aquellxs que odiando a muerte los vehículos a motor se ven empujadxs a luchar por un carnet que les abra las puertas del mercado laboral... y al borde de la "treinteañez".

Otras víctimas de la crisis. Aunque no sepamos de cuál de ellas...

Román Belmonte dijo...

¡"Bendita" crisis! ¡Lo que está dando de sí!
Me alegro de que participéis en este sitio. Un saludo a los dos.